¿QUÉ TAN FÁCIL ES ENCONTRAR A LA PAREJA SENTIMENTAL IDÓNEA? UN ACERCAMIENTO DESDE LA PRÁCTICA SOCIAL
Roberto Rivera Pérez
Actualmente, y sobre la
base de los procesos históricos que han generado una serie de cambios
culturales en los campos de la libertad sexual, la aparición de nuevas concepciones
de familia, la impugnación a la institución del matrimonio, y ahora el
incalculable uso de las redes sociales resultado de la crisis sanitaria por el
Sars-Civid19. El contexto me permitió cuestionar: ¿Cuáles serán las
dificultades para hallar a la pareja idónea sentimental en los tiempos de la
modernidad? Para contestar esta pregunta, habrá que recordar que Lévi-Strauss
estableció la existencia de dos tipos de agentes (los prohibidos y los permitidos para el acto sexual), además afirmó:
“…uno de los rasgos casi universales del matrimonio es que no se origina en los
individuos, sino en los grupos interesados, y que, además, une a los grupos
antes y por encima de los individuos” (Lévi-Strauss, 1991).
A pesar de los cambios
culturales contemporáneos, está vigente una fuerte tradición social en donde
los grupos familiares (particularmente sus miembros masculinos), serán los
encargados de la representación pública, la búsqueda del incremento del
prestigio personal y familiar, pero sobre todo, se dedicarán a observar y
proteger el honor-virtud (la virginidad) que está inscrito en todas las mujeres
que están directamente emparentadas con ellos, con la finalidad de establecer adecuadas
alianzas matrimoniales con otros grupos. Sin mencionar, que los representantes
de los grupos familiares siempre tratarán de sacar el máximo provecho inmediato
y consecuente a la relación que se está tratando de establecer. Razón por la
cual, siempre se está en la búsqueda del mejor partido, pues ya lo dijo el
padre del estructuralismo –cito-: Hasta las mujeres, punto sensible de todo el
sistema, deben ser definidas por éste integrando dos parámetros: su estatuto
social y su atractivo físico, pudiendo siempre el uno compensar el otro […] En
sistemas así, en efecto, las mujeres hábilmente manipuladas desempeñan el papel
de operadores del poder. (Lévi-Strauss, 1997).
Llamémosle al matrimonio
a aquella unión autorizada por alguna asociación religiosa; alianza; unión
libre; unión mesoamericana consuetudinaria; intercambio, etcétera. La finalidad
en todos los casos, siempre será el obtener la autorización y el reconocimiento
familiar, público y social para el ejercicio libre de la sexualidad entre los
individuos involucrados. Precisamente en
este momento, es conveniente establecer dos acotaciones: La primera, el modelo
del intercambio matrimonial propuesto por Lévi-Strauss en su célebre ensayo Las estructuras elementales del parentesco,
nunca consideró el fenómeno (contemporáneo) de la autodonación en el proceso del intercambio –Rivera Pérez (2009)-;
es decir, momento en que los individuos han apelado a su carácter de agentes
sociales, y deciden voluntariamente involucrarse en una relación (matrimonial,
unión libre, etc.) sin la autorización de su grupo. La acción en sí misma en ningún momento
contradice el modelo propuesto, pues solamente se apela a una forma de coerción
que termina aceptando el ejercicio de la relación sexual y la intención de la
procreación entre los individuos-agentes involucrados. La segunda acotación,
habrá que diferenciar entre las relaciones sexuales ocasionales, fortuitas y
públicamente no reconocidas aunque existentes (en este punto se pueden incluir
a aquellos hombres y mujeres que ejercen libremente el uso de su cuerpo); y las
relaciones de parentesco mediadas por alguna forma de alianza que autorizan el
ejercicio de la sexualidad –como ya se había argumentado-.
Por lo tanto, se puede
establecer una segunda distinción entre
los individuos: 1) Involucra a todos aquellos que se han apoyado de los
principios de la libertad sexual, el uso de su propio cuerpo y la gama de
anticonceptivos disponibles, para así acceder a las relaciones sexuales -en la
mayoría de los casos ocasionales-, con personas solteras, comprometidas, casadas,
divorciadas, viudas, etc. Donde casi se tendrá la garantía de que a pesar de la
frecuencia de estos encuentros íntimos, se encuentran constantes dificultades
(generalmente personales) que impiden la formalización de esta relación entre
estos agentes de la modernidad; pero en el caso de que se instaure esta
formalidad, solamente se estaría apelando a los principios de la autodonación y
a las nuevas concepciones de familia existentes. 2) La segunda categoría de
individuos, serán aquellos que pudiendo o no tener relaciones sexuales clandestinas
entre ellos, formalizan su relación y apelan a una particular de reconocimiento
público de la misma, es decir: el matrimonio, unión libre, alianza, etc. No
obstante, en ambos casos habrá que considerar el tiempo efectivo que puede o no
durar la relación pública y socialmente aceptada, una vez que se ha establecido.
Sobre la base de lo
descrito, el hallar al prospecto (ya sea masculino o femenino), se verá
influenciado por factores tan sencillos como: a) el gusto físico o estereotipo
que desea la persona, b) el espacio social en el que se mueve (los sitios que
se frecuentan, los lugares que por costumbre ocupa y los espacios al que se
accede), c) la ubicación geográfica y distancia física, d) la clase social a la
que se pertenece, e) la serie de capitales y reconocimientos que ostenta el
individuo y que se adjudica el grupo familiar, f) la preferencia sexual que se
ejerza, g) la adscripción política, ideológica y religiosa, y ocasionalmente
hasta la edad, la profesión de los interesados, y el agrado del grupo familiar,
entre otros.
En resumen, lo que
aparenta ser una práctica sencilla y cotidiana, en realidad encubre un
escenario de agentes sumamente acotados y
limitados con los que se puede formalizar una relación. O mejor dicho, un
sistema complejo que está compuesto por múltiples elementos o factores entre
los que también intervienen el caos y el efecto mariposa, pudiendo o no
propiciar un encuentro fortuito entre los individuos. Ahora piensa –estimado
lector-, ¿Cuántos vericuetos tuviste que surcar para reunirte con la persona
que amas? Y sí aún no la has encontrado, solamente piensa en los retos que
todavía te esperan.
Bibliografía:
Lévi-Strauss, C. (1985). Las estructuras elementales del parentesco. México,
Origen / Planeta.
Lévi-Strauss, C. (1991). Polémica sobre el origen y la universalidad
de la familia, España, Anagrama.
Lévi-Strauss, C. (1997). La vía de las máscaras, México, Siglo
XXI.
Rivera Pérez, R. (2009).
“¿Donación “versus” autodonación en Mesoamérica?” en Gazeta de Antropología, 25 (1). Recuperado de http://www.gazeta-antropologia.es/?p=1853
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