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LES INVITO... REFLEXIONES PARA LAS NUEVAS GENERACIONES Y LAS QUE AÚN TENGAN ESPÍRITU DE JUVENTUD




 

Roberto Rivera Pérez

Mis estimadas y estimados

Un muy cordial saludo a cada uno de ustedes, les confieso que al igual que Ernesto Sabato: “Creo en los cafés, en el diálogo, creo en la dignidad de la persona, en la libertad” (2013), y por ende haciendo uso de mi libertad, el día de hoy les hablo como un libre ciudadano, miembro de la sociedad civil de México, pero también de América Latina. Quienes hemos sido marcados por la historia de los atropellos cometidos desde la conquista española en el siglo XVI, seguida de los diversos movimientos que acontecieron en nuestras diferentes latitudes, y todo por la lucha del derecho justo a la libertad de expresión, de pensamiento, de cátedra, de creencia y de opinión escrita.

De ahí que invito a todos los infantes y demás jóvenes de todas las edades, a que estudien e investiguen sobre la historia de su propio país, a fin de comprender cuáles fueron los errores que se han cometido a lo largo de su propia historia nacional, para que no se vuelvan a cometer.

Invito a la ama de casa, la modesta señora que siempre procura lo mejor a sus hijas e hijos, a que les ayude a recordar estos momentos de cambios a las siguientes generaciones, a fin de que no se vuelvan a cometer injurias y atropellos.

Invito al docente, al académico e investigador, a que con su labor profesional y ética, predique con el ejemplo en acciones que engrandezcan la dignidad humana, el desarrollo del pueblo, así como su compromiso social y ético en la formación de las siguientes generaciones.

Invito a la cabeza de la familia, sea un padre o una madre, un  abuelo o una abuela, a que sea una guía, para que también ahonde en la formación de personas de bien, es decir, gente trabajadora, honesta, ética, responsable, que denuncia la injusticia y predica con el ejemplo sobre la solidaridad con su gente.

Invito al profesionista, persona que fue formada en alguna disciplina de su elección en las universidades públicas y privadas de cualquier latitud de América Latina, para que realicen su actividad profesional de manera justa y ética, pero también que se pregunte ¿Cómo es que puedo poner mis conocimientos al servicio de mis connacionales? ¿Cómo puedo ayudar en la construcción de mi país? ¿Cómo puedo participar en la construcción de la paz? Aparte de exclusivamente velar por los intereses económicos y del desarrollo personal.

Invito a todos los estudiantes, a que verdaderamente cumplan su trabajo intelectual y de formación todavía no remunerada, a fin de que se vuelvan profesionistas con criterio y que piensan de manera libre, y no por órdenes, donde se vale disentir, pero no devolver o justificar la violencia con violencia. Asimismo, en la medida de sus posibilidades, sean solidarios con todos aquellos que no tuvieron o tienen la oportunidad de acceder a los centros de estudios, para que esos conocimientos se les compartan y también puedan ser partícipes de ellos.  

Invito al campesino, al obrero, al comerciante, al transportista, al albañil, al mecánico, al carpintero, al electricista, al intendente y a todas las demás personas que se dedican a la manufactura y a los oficios, porque son cada uno de ellos, quienes hacen posible la movilidad y el mantenimiento en nuestras comunidades y ciudades, para que también se sientan incluidos en la formación de personas éticas, que sean justas, honestas y que sepan oficios aparte de lo que puedan aprender en las escuelas.

Invito a nuestros ancianos, personas que han visto transcurrir los años y cuya experiencia les ampara sobre muchos conocimientos que se pueden aprender al interior de las instituciones, para que nos recuerden sobre los errores que ellos presenciaron o de los que vivieron en sus tiempos de juventud, a fin de no volverlos a cometer, pero sobre todo nunca olvidarlos.

Ya que ¡El pueblo que no conoce su historia, no sabe de dónde viene y mucho menos hacia dónde va! Y puesto que cada quien tiene la oportunidad de participar y colaborar desde las condiciones de su propio contexto inmediato, es una corresponsabilidad lograr un bien común.

Asimismo, nunca se debe olvidar, cito de Sabato:

Debemos exigir que los gobiernos vuelquen todas sus energías para que el poder adquiera la forma de solidaridad, que promueva y estimule los actos libres, poniéndose al servicio del bien común, que no se entiende como la suma de egoísmos individuales, sino el supremo bien de una comunidad. (2013)

Esperando que alguno de ustedes acepte esta invitación. Ya que por mi parte, comencé haciendo el respectivo llamado a mi propia persona.

¡Muchas gracias.!


Referencia:

Sabato, E. (2013). La resistencia. Una reflexión contra la globalización, la clonación, la masificación. México: SeixBarral.

 

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